Autora: Laura Contreras Trigueros.  Salvadoreña, periodista y promotora de la educación y la salud menstrual desde 2017.  Contacto: sintonialunar4@gmail.com

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«Mi hija antes era bien hablantina y suelta pero cuando desarrolló todo cambió»

Fue lo que me dijo un padre sobre su hija de 11 años. Con un tono de frustración y burla agregó: «¡Todo por esas hormonas!». 

La pubertad es un proceso de cambios físicos, hormonales y psicoemocionales que toma lugar en las niñas desde los 9 años aproximadamente, que culmina con la llegada de la primera menstruación. La pubertad y el establecimiento progresivo de la menstruación en el cuerpo de las niñas, adolescentes y jóvenes es un signo de salud. Entre otros cambios y funciones nuevas que se establecen, las oleadas de estrógenos ováricos tienen una gran importancia en la generación y resistencia del tejido óseo, igualmente para la maduración de la corteza cerebral. Ambos procesos son vitales para la salud física y mental de las niñas a corto, mediano y largo plazo. 

Ahora, aunque sí requieren de apoyo emocional, social y práctico de parte de sus cuidadores y de su entorno que esté basado en información oportuna, actualizada y científica; por sí mismas, estas transformaciones no deberían representar un riesgo para las niñas. Sin embargo, debido a las creencias y prácticas que persisten en nuestras sociedades, muchas de ellas son violentadas de diversas maneras a causa de sus cambios físicos y psicoemocionales. 

 

«Debido a las

creencias y prácticas

que persisten en

nuestras sociedades,

muchas de ellas son

violentadas de

diversas maneras a

causa de sus cambios

físicos y

psicoemocionales» 

 

Quienes comienzan a experimentarlos a temprana edad pueden ser sexualizadas y marcadas como niñas precoces, y llegar a ser víctimas de violencia sexual y acoso callejero, escolar y en su entorno familiar cercano. Y por otro lado, a quienes les llegan los cambios más adelante en la vida, igualmente pueden ser discriminadas porque físicamente siguen pareciendo niñas. Pareciera que no importa cual sea el caso, siempre habrá una razón para ser hostigada en relación al cuerpo.

En mi experiencia asesorando familias y creando espacios educativos para niñas, jóvenes y adultas en diversos entornos, a partir de lo expuesto en el párrafo anterior existen algunas prácticas que se establecen en el cuerpo de las niñas que se cree son esperables en esa etapa. Así como el padre de la niña que ya no es sociable, las personas a cargo de la crianza me han compartido sobre sus niñas: «Ahora tiene pena por todo», «usa camisetas flojas porque no quiere que se le marque el cuerpo», «estuvo en el cuadro de honor y ahora ya no tiene deseos de estudiar», «ya no quiere hacer natación», «no quiere dejar de jugar con sus juguetes y su hermanito menor». 

Éstas frases dan cuenta de la alteración del carácter de las niñas por condiciones externas que vienen del prejuicio y la ignorancia y no de aspectos internos propios. ¿Realmente vamos a creer que todas esas situaciones son a causa de las hormonas? 

La primera menstruación entonces, aparece en un terreno ya arado, preparado para que la baja estima propia y confianza en sí mismas, la timidez y el retraimiento social se ancle como parte de su personalidad. Los mandatos de la vergüenza y el secretismo de la sangre menstrual se instalan fácilmente en un clima social, familiar, escolar e individual hostil que lleva años carcomiendo los cimientos del ser de la niña.  

En ese sentido, decimos que la pubertad y la menstruación son escenarios perfectos para la vulneración de Derechos Humanos básicos como: 

  • Derecho a una vida digna, crecimiento óptimo en los ámbitos físico, mental, espiritual y social. 
  • Derecho a la salud mental, entendida como un estado de bienestar emocional, psicológico y social que facilita el desarrollo de habilidades y capacidades, el aprendizaje de destrezas sociales, el fortalecimiento de las relaciones con los demás. 
  • Derecho a recibir educación integral de la sexualidad, de acuerdo con su desarrollo y el ejercicio progresivo de sus facultades. 
  • Derecho al libre y pleno desarrollo de su personalidad.
  • Derecho a una educación de calidad, inclusiva e integral que garantice el aprendizaje hasta alcanzar su máximo potencial de desarrollo.
  • Derecho al acceso a la educación, incluyendo educación artística y deportiva; garantizando la permanencia, transición y finalización exitosa del proceso educativo en todos los niveles y las modalidades.
  • Derecho a recibir una educación basada en la tolerancia, comprensión mutua, respeto y solidaridad.
  • Derecho al respeto de los valores culturales, artísticos e históricos propios de su contexto social, garantizándoles la libertad de creación y el acceso a las fuentes de cultura.

 

Enumerar los Derechos Humanos que se vulneran nos obliga a repensar el enfoque de la educación de la sexualidad, menstrual y general que deseamos llevar adelante para construir sociedades más justas. ¿Es suficiente una charla de media hora explicando cómo se coloca una toalla desechable en la ropa interior e insistir que se laven las manos antes y después? ¿Será cómo se une el espermatozoide y el óvulo lo único que las niñas, los niños, adolescentes y jóvenes están deseosos de aprender y cuestionar? 

Por ello, la educación menstrual no debería centrarse en el acceso a los productos solamente, sino más bien debería ser un proceso en el que se emprenden acciones donde se reconocen, se reflexionan y se transforman las creencias y las prácticas relacionadas a la pubertad y a menstruar que deterioran la calidad de vida de las niñas, adolescentes, mujeres y demás personas que menstrúan y que las alejan de participar activa y plenamente en sus comunidades. Por ello, la educación menstrual es un Derecho Humano emergente, como dice Carolina Ramírez, experta en Educación Menstrual Emancipadora y psicóloga social.

«la pubertad y la

menstruación son

escenarios

perfectos para

la vulneración

de Derechos

Humanos básicos»

Fuentes:

Delgado-Peruyera D, Vázquez-Martínez D. Estrógenos y calidad de hueso. Revista 16 de abril [Internet]. 2014 [citado 10 Oct 2023]; 53 (254) :[aprox. 5 p.]. Disponible en: https://rev16deabril.sld.cu/index.php/16_04/article/view/11 

López Moratalla N, Errasti Alcalá  T, , Santiago E.  Estrógenos y desarrollo del cerebro femenino en la adolescencia: anticoncepción de emergencia. Cuadernos de Bioética [Internet]. 2011;XXII(2):185-200. Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87519895004

Ley Crecer Juntos para la Protección Integral de la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia de El Salvador vigente desde el 01 de enero de 2023.