
deAutora: Carolina Ramírez Vásquez. Colombiana, Psicóloga Social, experta en educación menstrual, directora del Programa Princesas Menstruantes, autora de la metodologia educación menstrual emancipadora. Contacto: princesasmenstruantes@gmail.com caro.narrativasemancipadoras@gmail.com
La educación menstrual se configura como un saber específico que se ocupa de una necesidad desasistida históricamente y que tiene como objetivo la erradicación del tabú menstrual. Alrededor de la menstruación se han desarrollado estigmas y narrativas que limitan la vida de niñas, mujeres y otras personas que menstrúan, en consecuencia subyace la vulneración de Derechos Fundamentales como el derecho a la educación, el trabajo, la salud, el bienestar y el derecho a la dignidad humana.
Es importante mencionar que por malestares físicos, miedo a mancharse, falta de acceso a productos de gestión menstrual, déficit de espacios dignos para menstruar y falta de educación en este tema, muchas mujeres y niñas se ven excluidas de la vida pública durante el periodo menstrual y esto se convierte en un obstáculo para el acceso de oportunidades, agravándose cuando además los territorios carecen de saneamiento básico. Ante estas situaciones se hace prioritario la puesta en marcha de estrategias metodológicas para la implementación de la educación menstrual con enfoque emancipador como vía para la erradicación del tabú y la garantía de la dignidad humana.
La educación menstrual emancipadora es un concepto y una metodología que emerge de las prácticas educativas y los laboratorios sociales implementados desde el Programa Princesas Menstruantes, sistematizados por primera vez en el Libro: Educación Menstrual Emancipadora, una vía para interpelar la misoginia expresada en el tabú menstrual. (Ramírez 2022), trabajo ganador del primer puesto a la investigación para la transformación.
La educación menstrual es el conjunto de prácticas intencionadas a la transformación de las narrativas menstruales que condicionan de forma negativa la experiencia corporal, emocional y psíquica de niñas, mujeres y otras personas que menstrúan. Es una propuesta ético-política que emerge como respuesta a los discursos biologicistas, higienicistas, fundamentalistas, heteronormativos y capitalistas que utilizan la menstruación como mecanismo de control y opresión y que imponen formas de regularización del ciclo menstrual ovulatorio.
Anclada en las pedagogías críticas del sur global, la educación menstrual emancipadora busca cuestionar y erradicar los estigmas menstruales que producen desigualdad y vulneran derechos fundamentales. Se cimienta en la concepción de la menstruación como una experiencia humana multidimensional que va mucho más allá de una lectura exclusivamente biológica; desarrolla competencias fundamentales desde lo conceptual, procedimental y actitudinal en el ser humano y en suma, su implementación aporta a la subsanación de brechas de género y al fortalecimiento de la construcción de la subjetividad y la autonomía de niñas, mujeres y todas las personas que menstrúan.
Es una propuesta ético-política que emerge como respuesta a los discursos biologicistas, higienicistas, fundamentalistas, heteronormativos y capitalistas que utilizan la menstruación como mecanismo de control y opresión y que imponen formas de regularización del ciclo menstrual ovulatorio
La educación menstrual emancipadora no se trata de entrenar en prácticas de higiene, promover productos menstruales o contabilizar cuántas personas en el mundo están en la llamada “pobreza menstrual”. Se trata principalmente de desentrañar las narrativas ancladas en la psique colectiva que perpetúan la enfermedad, el padecimiento y el malestar. Implica un trabajo riguroso, principalmente político, investigativo y disruptivo, crítico y libre de romantizaciones y otros planteamientos que despolitizan la menstruación.
Es importante mencionar que, la educación menstrual que proponemos en América Latina procura el cuestionamiento de las narrativas colonialistas históricas construidas alrededor de esta experiencia humana individual y colectiva y posiciona narrativas emancipadoras, se constituye como una práctica educativa que se alimenta de los postulados de las pedagogías críticas y emancipadoras y de la educación popular. Es decir que es una propuesta que sentipiensa, entiende y resuelve de manera colectiva, que politiza la menstruación y que crea redes para transformar el tabú menstrual; es una construcción comprometida de conocimiento y, por lo tanto es una ciencia emergente llevada a cabo por mujeres y personas menstruantes que legitiman sus quehaceres para dar otros significados y proponer nuevos significantes, La educación menstrual es una apuesta por la dignificación y la recuperación del cuerpo como primer territorio del saber, donde emergen emociones, sentires, perspectivas y memorias en conexión con el todo.
Partiendo de lo anterior, el modelo metodológico denominado “Educación Menstrual Emancipadora” propone una experiencia educativa que posibilita cambios comportamentales a nivel individual y colectivo a través de acciones que transversalizan las cinco dimensiones de la menstruación (Histórico social, biológica, psicoemocional, política y espiritual) en tres tiempos fundamentales que cuya acción se manifiesta en: cuestionar, informar y dignificar.
el modelo metodológico denominado “Educación Menstrual Emancipadora” propone una experiencia educativa que posibilita cambios comportamentales a nivel individual y colectivo
Con este modelo se propone cuestionar todo lo aprendido acerca de la menstruación: mitos, tabúes, estigmas, informaciones sesgadas, incompletas y prácticas que reproducen imaginarios que asocian el cuerpo femenino con lo sucio y lo vergonzoso; aportar información científica y crítica libre de sesgos higinicistas, reproductivistas y biologicistas que reiteran la desigualdad de género, una información que dota de herramientas para la autonomía, el autoconocimiento y el autocuidado; finalmente elaborar nuevos sentidos en torno a la experiencia menstrual tanto individual como colectiva, aportando formas de percibir y experimentar la menstruación positivamente y como una experiencia humana y completamente digna.
La educación menstrual emancipadora es un concepto y una propuesta metodológica simple, adaptable a los diferentes territorios y los grupos poblacionales y propone un trabajo en dos vías: La prevención y la acción/transformación.
La prevención es el énfasis que se hace con la población que todavía no ha menstruado por primera vez. Prevenimos la desinformación, el miedo, la desapropiación del cuerpo, el autorechazo, los estigmas que generan exclusión, autoexclusión y la vulneración de derechos fundamentales por causas asociadas a la menstruación. La acción- transformación es el énfasis que ponemos en el trabajo de educación con la población que ya es menstruante y que no solo ha recibido información negativa acerca del ciclo menstrual sino que, generalmente esa información ha condicionado ya la vivencia menstrual, por lo tanto el trabajo se enfoca en cuestionar lo aprendido y construir nuevos relatos y formas de percibir la menstruación. En la acción/transformación también se incluye a los varones y disidencias sexuales que no menstrúan.
Como se mencionó anteriormente, el fundamento pedagógico de la metodología descrita se ancla en las pedagogías emancipadoras y en la educación popular, desde los cuales se hace una invitación para que la persona facilitadora tome distancia de los lugares de saber verticales y se proponga como un puente para la reflexión y la construcción colectiva, para generar espacios seguros, éticos y de cuidado. Escuchar sin juicios y proponer sin arbitrariedad. Al ser la menstruación un tema históricamente tabú y el tabú menstrual una expresión de misoginia con mandatos vigentes de ocultamiento que generan una carga fuerte de vergüenza, se reconoce la importancia de crear espacios que resulten seguros para las mujeres, niñas, adolescentes, personas trans y no binarias con capacidad de menstruar.
La educación menstrual emancipadora comprende que todas las personas requieren de educación menstrual pero identifica que el objetivo de dicho proceso cambia partiendo de si la experiencia está situada en el cuerpo o no. Del mismo modo, comprende que los contenidos de la enseñanza deben estar enfocados en los procesos vitales de cada grupo etario y en consecuencia el modelo metodológico contiene una guía de las competencias básicas de la educación menstrual.
Finalmente, la educación menstrual emancipadora considera prioritario crear espacios seguros en los que se pueda escuchar sin sentir incomodidad, preguntar sin miedo, proponer sin sentirse expuesta, se apoya en la didáctica, en el juego y en la construcción colectiva, dado que se entiende que los temas históricamente tabú requieren de un abordaje pedagógico especial.
“La educación menstrual requiere de tanta rigurosidad y responsabilidad como cualquier otra área de la educación”
Carolina Ramírez
NOTA: Este texto es de autoria de Carolina Ramírez y corresponde a su elaboración conceptual del modelo metodológico: «Educación menstrual Emancipadora» DERECHOS RESERVADOS. Si va utilizar algún fragmento por favor citarlo como corresponde.
Fuentes:
Educación Menstrual Emancipadora, un vía ara interpelar la misoginia expresada en el tabú menstrual, Carolina Ramírez 2022